15 de enero de 2010

Después de las fiestas

Y cuando todo el mundo se iba
y nos quedábamos los dos
entre vasos vacíos y ceniceros sucios,

qué hermoso era saber que estabas
ahí como un remanso,
sola conmigo al borde de la noche,
y que durabas, eras más que el tiempo,

eras la que no se iba
porque una misma almohada
y una misma tibieza
iba a llamarnos otra vez
a despertar al nuevo día,
juntos, riendo, despeinados.


Julio Cortázar - Salvo el Crepúsculo

8 de enero de 2010

Con diez años de menos

Si fuera diez años más joven que feliz
y que descamisado el tono de decir
cada palabra desatando un temporal
y enloqueciendo la etiqueta ocasional.

Los años son pues mi mordaza, oh mujer
sé demasiado, me convierto en mi saber
quisiera haberte conocido años atrás
para sacar chispas del agua que me das
para empuñar la alevosía y el candor
y saber olvidar mejor...

Esta mujer me propone que salte y me estrelle
contra un muro de piedra que alza en el cielo
y como combustible me llena de anhelos
de besos sin promesas y sentencias sin leyes.

Esta mujer me propone un pacto que selle
la tierra con el viento, la luz con la sombra
invoca los misterios del tiempo y me nombra
esta mujer propone que salte y me estrelle.

Solo para verle, solo para amarle
solo para serle, solo y no olvidarle.

Con diez años de menos no habría esperado
por tus proposiciones yo hubiera corrido
como una fiera al lecho en que nos conocimos
impúdico y sangriento, divino y alado
con diez años de menos habría blasfemado
con savia de su cuerpo quemaría los templos
para que los cobardes tomaran ejemplo
con diez años de menos hubiera matado.

Solo para verle, solo para amarle
solo para serle, solo y no olvidarle.

Silvio Rodriguez - 1979 (Rabo de Nube)

4 de enero de 2010

Pedir

Me pediste fuego por última vez, yo sonreí amargamente
y te fuiste como la tarde silenciosa, algo incógnita, escondida.
Al largarte por el camino de piedra ese crepúsculo de primavera
fríos adoquines recorrieron en eco tus pasos calmados
y un par de tacos cantaron en coro tras tu tímida sombra.
Me di vuelta cuando al cambiar de acera, corriste llorando
y sentimientos flotaron ahogados en aquel mar de estrellas,
la oscuridad no era excusa para ahí perderte a plena luna llena
y nunca es cruda la verdad sin que las palabras la hieran.
Si bien, cuando te vas sin despedirte vuelves sin previo anuncio
nunca renuncies sin que te echen, para trabajar sin contrato.
Putita.

Corre, dijo la tortuga

Corre dijo la tortuga, atrévete dijo el cobarde,
estoy de vuelta dijo un tipo que nunca fue a ninguna parte.
Sálvame dijo el verdugo, sé que has sido tú dijo el culpable.
No me grites dijo el sordo, hoy es jueves dijo el martes
y tú no te perfumes con palabras para consolarme
déjame sólo conmigo,
con el íntimo enemigo que malvive de pensión en mi corazón,
el receloso, el fugitivo, el más oscuro de los dos,
el pariente pobre de la duda.
El que nunca se desnuda si no me desnudo yo,
el caprichoso, el orgulloso,
el otro el cómplice traidor.

A ti te estoy hablando, a ti, que nunca sigues mis consejos,
a ti te estoy gritando, a ti, que estás metido en mi pellejo,
a ti que estás llorando ahí, al otro lado del espejo,
a ti que no te debo, más que el empujón de anoche
que me llevó a escribir esta canción.

No mientas dijo el mentiroso, buena suerte dijo el gafe,
ocúpate del alma dijo el gordo vendedor de carne,
pruébame dijo el veneno, ámame como odian los amantes.
Drogas no, dijo el camello, cuanto vales dijo el ganster,
apunto de rendirme estaba a un paso de quemar la naves,
cuando al borde del camino,
por dos veces el destino que hizo un guiño en forma de labios de mujer.

Nos invitas a una copa, yo te secaré el sudor,
yo te abrazaré bajo la ropa.
Quien va a dormir conmigo, ni lo sueñes contestó,
una indignada, y otra encantada no dijo nada y sonrió.

A ti te estoy hablando, a ti, que nunca sigues mis consejos,
a ti te estoy gritando, a ti, que estás metido en mi pellejo,
a ti que estás llorando ahí, al otro lado del espejo,
a ti que no te debo, más que el empujón de anoche
que me llevó a escribir esta canción.

Joaquín Sabina