4 de enero de 2010

Pedir

Me pediste fuego por última vez, yo sonreí amargamente
y te fuiste como la tarde silenciosa, algo incógnita, escondida.
Al largarte por el camino de piedra ese crepúsculo de primavera
fríos adoquines recorrieron en eco tus pasos calmados
y un par de tacos cantaron en coro tras tu tímida sombra.
Me di vuelta cuando al cambiar de acera, corriste llorando
y sentimientos flotaron ahogados en aquel mar de estrellas,
la oscuridad no era excusa para ahí perderte a plena luna llena
y nunca es cruda la verdad sin que las palabras la hieran.
Si bien, cuando te vas sin despedirte vuelves sin previo anuncio
nunca renuncies sin que te echen, para trabajar sin contrato.
Putita.

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