23 de junio de 2009

La ausencia del Sol

Cuando no quiero quedarme más,
a veces, cuando no existen pasiones
debe sonar increíble, que suelo salir.
Cuando siento mis cejas moverse
debe ser el viento que sopla
y me entumese por la mañana.
Cuando siento mis labios partirse
debe ser el frio que los seca
agrientándome hasta el corazón.
Cuando se me erizan los cabellos
es porque expreso mis sensaciones
colocando un pie en la fria acera.
Cuando siento que salgo de mi casa
y me extravío en la calle gris
respiro lento, el aire de frente.
Cuando siento el helado viento
con mis todavía rotos labios,
continúo con mi piel de gallina,
y mis erizados pelos, aun siento.
Pero vuelvo a la normalidad
a veces cuando en cálido reposo,
ya no tengo aspecto nervioso
y el sueño me acaricia la espina.
No debe ser el culpable el viento,
menos mi delgada contextura,
culpa no tiene el crudo invierno,
ni culpable es mi introversión.
Debe ser tan sólo ausencia de luz,
y tal ves, mi reticencia con el sol...
Porque aun cuando hay dificultad,
sé que puedo prescindir del sol.

1 comentarios:

Cíniko dijo...

Más o menos a esto me refería con paul. siento un cambio integral. holárquico en tu poesía. tenemos que puro divagar en bares.

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