Voy a ser tan grande como el más colosal de los titantes
y seré tan imponente como el más invensible leviatán
tendré tanto poder como el más absoluto de los reyes.
Yo seré tan fuerte que nunca notaréis debilidad,
y no os daréis cuenta qué patrones siguen mis leyes
no sabréis cuán delicadas son mis paredes,
ni conoceréis la importancia de mi fragilidad.
No notaréis jamás relativismo en mis palabras,
y no os esforcéis vosotros en ponerle fecha a mi muerte,
pues no habrá dilemas en el fenómeno de mito y el ritual.
La aun producción y reproducción de mi actividad
es la tradición de vivir bajo la sombra de un castillo,
una construcción diabólica de la otra edad.
Permaneceré entonces aquí junto a vosotros, marginándolos
ordenándolos según desprecio, miedo e inseguridad.
Atentamente,
vuestro Príncipe
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