19 de junio de 2010

Calle

Érase entonces otra madrugada como muchas, los primeros rayos de sol estaban recién comenzando a negar esa triste noche de invierno. La neblina matutina cegaba hasta las vistas más optimistas, pues no quedaban esperanzas de un cambio, menos de movimiento una vez que el frío entraba en forma de humedad paralizando las entrañas del más abrigado mendigo. Era martes 13 del decimosegundo Julio de mi vida, no era la falta de luz, no era el viento desgarrador, no era el no tener techo, no era el hambre ni la soledad, las que teñían con opacos tonos de muerte mi lecho.

Me estremece la idea de que voy a morir, un miedo desgarrador atraviesa mi cuerpo, la sola idea de enfrentarme a la muerte me arranca de cuajo el corazón cuando pienso en el fin, dejar de existir es algo que me atormenta, por eso vivo así, alargando mi vida sin un sentido, sufriendo, sacrificándome sin un por qué...

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