30 de mayo de 2009

El sentido del alcoholismo













La muerte me anuncia el porvenir
y yo caigo de rodillas ante ella,
me dice que no puedo esperar más.
Con una copa, el diablo suele venir
el alcohol me detiene sin piedad,
y el vino me retiene como una religión.

Tomo hoy de noche, sin parar
a duras penas concentro mi atención.
Cuando bebo lo hago con fruisión,
es porque es libido y sugestión,
es mi delito político, mi detención.

Un vaso largo, una gran caja de cartón
y estan todos, por hoy sólo falta acción.
De noche se pasa bien con un par de socios
uno transparente, bocón, mal intencionado
el otro grande y pesado, un desenfrenado,
Son dos amigos, un par colegas animosos
las cosas con sus vicios, fechitización.

Y hoy la noche es larga, me avisa
el demonio me agarra, y sin piedad
me pone un vaso de tinto en soledad,
luego me atrae a la tierra, y caigo
me doy cuenta, cuánto pesa la moral.

Innoble hombre que no puede hablar
se cae, sin especies ni propiedad
un par se lleva las pertenencias
y parece que risas ya no hay más,
la felicidad se convierte en pena
y la pena es absoluta verdad.

Si la vida tuvo sentido anoche
es porque me olvidé de la mitad
y si esto, no es para mi un derroche
es una tristeza larga, y una condena,
para mí es más que sólo indignidad.

Dignidad acá por defecto, necesidad
la privacidad queda fuera del sistema.
para caer sin selección previa ni edad.

Pues el goce por goce es el tema.
Y cuando el goce es sólo un instinto,
el diablo no me tiene más piedad.
Y el alcohol es mi triste condena
la tristeza del sistema, la soledad.

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