25 de septiembre de 2009

Muerte Revolucionaria

Para el hombre revolucionario no existe el fin. Una vez que el revolucionario muere sabe que su idea perdura. Sabe que las ideas combativas son infinitas, como palabras y poemas que comienzan y terminan más allá de él. Para el revolucionario la muerte no es incertidumbre cuando cree firmemente en otro mundo, cuando sabe que la lucha continúa día a día, reproduciendo esperanza, reproduciendo lo que es para el joven energía.
El hombre revolucionario no valora la vida, mas no sea esta evidencia de contradicción, sabe que no hay nada que valga la pena si no fuera camnio de revolución. El revolucionario siempre muere joven y con una sonrisa, muere convencido de su vida, del contexto, de su lucha. El hombre revolucionario es tan sólo un hombre, un sujeto seguro de lo que es y de lo que vendrá.

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