1 de octubre de 2009

Compañera

Querida, a veces me pregunto cómo hacer para no caer preso de tu lejanía y me cuestiono si a veces consigo ser en verdad un tipo paciente.
A veces querida, me pregunto si consigo ser total y absolutamente consciente de lo que es el mundo, si logro ser realmente consecuente con mi pensar. Ser yo alguna vez un hombre maduro, mirando el horizonte, echando una vista atrás.
A veces me pregunto si me alcanzarán los brazos para abrazar el mundo, si me alcanzará la boca para comer los conocimientos eternos, si me faltará piel para sentir esas sensaciones finas, si me quedará finalmente vida para vivir estas infinitas emociones mías.
Entonces apareces tú con tus brazos vida mía, compañera cariñosa, vienes hoy a compartir tus conocimientos. Te acercas para sentirnos el uno al otro cerca y te quedas para vivir emociones juntos hasta el infinito.
A veces cometo el error y me pregunto si el mundo tiene espacio para un tipo como yo, entonces la tristeza inunda mi alma y se me sale el orgullo por los ojos cuando me siento solo.
Pero gana la partida la alegría, y por lo general de visita en tierra extranjera, cuando sé que lo único que me queda es la certeza de que alquilo una pequeña casa dentro de tu corazón.
Vida mía.

0 comentarios:

Publicar un comentario