5 de enero de 2009

Faldas

Delante del bar donde te veo pasar se siente un perfume
y el viento sopla como silbidos que delatan tu pasear.
Tu falda preciosa, juega con la brisa y cuando te miro
creo que tu me ves, exagerando el caminar.
Sólo intuyo que bajo esas florecillas se menean dos pecados,
dos historias y dos o más hombres ocultos de la luz del día.
Con un seductor giro de caderas doblas en la esquina,
y aunque el viento sople y baile hasta el infinito contigo,
rechinan las tuercas y el sol sale nuevamente.
Yo vuelvo como siempre a mis andanzas, aunque a ratos imagino
que equivocarás el camino, y que por acá, por esta posilga,
tu vuelves a pasar.

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